Respecto a desprecios, maltratos, enfrentamientos, discriminación y conflictos que surgen a partir de las percepciones étnicas, debemos decir que la escuela es el espacio privilegiado para estudiar estos fenómenos. El ambiente cerrado y cotidiano en una institución claramente etnocida y “civilizadora” hace las burlas y el maltrato explícito hacia quienes no conforman con el ideal cultural y étnico de la escuela estén a la orden del día. Esto produce, como es lógico, que por lo menos algunos de los alumnos discriminados tengan vergüenza e intenten adaptarse.
Los profesores son conscientes de estas situaciones, por lo que reconocen la existencia de burlas contra “quienes recién llegan con acento”, saben que hay “niños que cholean a otros”, que los “alumnos citadinos marginan a sus compañeros quechuas y aymaras”, y que los quechuas y aymaras tienen “vergüenza de hablar sus idiomas nativos”, “temen quedar en ridículo”. Un profesor de un colegio estatal de la ciudad de Puno comentó que el maltrato llegaba a tales extremos que “algunos se llegan a retirar del colegio”
Por lo mismo, aunque los profesores declaran estar de acuerdo con la educación bilingüe intercultural, y manejan un discurso que al menos aparentemente valora las culturas y lenguas indígenas y locales, no tienen una idea clara de cómo hacer que la escuela incluya aspectos culturales de la zona. La Educación Bilingüe Intercultural es entendida de maneras muy diversas.
Para la directora de un colegio particular de la ciudad de Puno, por ejemplo, la EBI es “muy positiva en estos momentos que se habla tanto de identidad cultural... por el hecho de traer tanto turismo al Perú, es necesario que todo el Perú se eduque, se capacite en los idiomas nativos para que podamos identificarnos a nivel del mundo, que el mundo comprenda que sabemos nuestros idiomas nativos, de esa forma demostraremos el cariño y el amor por esta tierra que nos vio nacer”.
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